El dolor es un privilegio de los vivos
Apr 23, 2025
Qué se hace con el dolor. Con el dolor de una ruptura, de un duelo. Con el dolor emocional de una pérdida.
El dolor es una de las puertas más potentes que tenemos para acceder a nuestra verdad, esa que llevamos, desvelamos y creamos dentro de nosotras. La verdad de quién somos, de dónde venimos, hacia dónde queremos ir.
Pero no sabemos usar el lenguaje del dolor para comunicarnos con esta verdad. Y sabemos que está ahí, pero no la podemos entender. Entonces sufrimos una doble pérdida: la pérdida de lo perdido y la pérdida de conexión con esa verdad que contiene la experiencia.
En general no sabemos comunicarnos con nosotras mismas/os desde el dolor, en parte porque queremos explicarlo y que al explicarlo se nos pase. Queremos no vivirlo (porque duele), adelantar su final y pasar a otra cosa. Y esas prisas impiden la comunicación.
Le hablamos al dolor para que se vaya y eso se llama monólogo y no diálogo, ya que él -el dolor- no ha sido escuchado.
Una de las maneras que la Medicina China propone, y yo personalmente también, es la de silenciar, por momentos, las mente explicativa para escuchar lo otro: la víscera, el alma, el sinsentido, la incomodidad, la emoción, el anhelo, el vacío…
Que se comunica con nuestra conciencia sin doctrinas ni explicaciones, en forma de imágenes, de poesía, de música, de movimiento en el cuerpo que se entrega a lo que hay. En forma de lágrimas o de gritos o de arte.
El dolor habla el lenguaje de lo creativo. Por eso cuando lo atendemos y dejamos que hable, empezamos a sentir, y poco a poco a comprender, la verdad que lleva dentro.
Y habla siempre con el corazón porque es en él donde se siente, donde sucede. Poner el corazón en juego con el mundo, con la vida y con el otro a veces duele: guardado en casa no se rompe.
Un cuerpo vivo es el que ama aunque “pierda”, y un cuerpo muerto es el que evita vivir para “ganarle” al dolor.
El dolor es un privilegio de los vivos, por eso no lo tapamos, lo usamos. Lo usamos para crecer. Lo amamos porque es nuestro. Lo escuchamos para liberarlo.
Un abrazo,
Rut